domingo, 2 de septiembre de 2012

La Pluma del Gallo. “Creer y amar”

Por: El Padre Gallo. Siempre le he pedido al Señor que me acompañe en todo lo que hago, por más insignificante que sea mi labor. Le pido desde el fondo de mí ser que me bendiga y me libre de todo mal. A pesar de “estar rogando y con el mazo dando” en ocasiones parece ser que Dios no se apiada y ahí es cuando la duda llega queriendo reinar. Al prevalecer la falta de fe, por que a final de cuentas eso es, la naturaleza humana da lugar a que se formen preguntas sin ton ni son, interrogantes a las cuales pretendemos sin razón; darles una respuesta lógica. Obviamente sin realizar análisis de ningún tipo. Durante siglos los filósofos, pensadores ó teólogos han querido encontrar respuestas tangibles para las cuestiones divinas. Ha habido de todo como en botica, algunos muy doctos en la temática pero poco cautelosos a la hora de emitir juicios y veredictos. Los hay también quienes sin ser creyentes tratan de darle una explicación a lo celestial. Nos encontramos a lo largo de la historia universal cantidades industriales de personajes, muy religiosos y muy ateos, famosos y otros no tanto; para el caso es lo mismo. Es difícil intentar encontrar respuestas a lo glorioso si no crees, si no tienes fe y esperanza. Por más inteligencia que poseas, esta se convierte en nada cuando hay ausencia de sabiduría y esta última viene del Señor. Con estos comentarios, no pretendo juzgar a tantos hombres que han pasado su vida en búsqueda de hacer palpable a Dios. Por el contrario humano soy y también la duda ha hecho nido más de una vez en mi corazón. Simplemente trato de enfatizar que sin fe poco somos. Está visto que sin la creencia de un mañana mejor y de una vida eterna, la vida no tiene sentido. Esta solo vale la pena si la vivimos en base a los dogmas y los fundamentos del Altísimo. ¿Por qué? Nos podríamos interrogar al respecto. Razones las hay en demasía y estas van desde la vida como tal, hasta la muerte. No es necesario mencionarlas, las vemos a diario, las escuchamos cotidianamente, simplemente ahí están. El poder divino se manifiesta en cada ser, en cada espíritu, en cada corazón. Siempre decimos que Dios es amor, es como darle un adjetivo al Señor. A veces olvidamos que somos imagen y semejanza divina, no recordamos que fuimos creados por y para el amor. Tenemos un llamado para ejercer ese gran valor, para servir sin esperar nada a cambio, para seguir caminando; aun en contra de todo. No es tan duro seguir a Dios, aunque en apariencia lo sea. Claro está que El no solo reparte misericordia, también es infinitamente justo y grande es su justicia. Es por ello que hay que nivelar la balanza entre lo justo y lo misericordioso y para ello tenemos que vivir en comunión con los demás, en comunión con sus preceptos; en armonía con nosotros mismos. Todo esto se consigue y logra en base a la fe y el amor, creer no es tan difícil y amar será la meta a seguir. Solo de esta manera podremos algún día ver al Señor cara a cara. Recordemos la Palabra que dice: “sin ver creyeron” y “ama a tu prójimo, como a ti mismo”. El llamado del cielo ahí esta y sublime son sus palabras. No queda más que predicarlas y dar testimonio. Bendito seas Padre Bueno y Santo, nos das libertad para ejercerla. Libres somos Señor, aún para condenarnos. Libres somos Padre, aún para ejercer el amor ó dejarnos llevar por el odio y el resentimiento. Aun así, no nos dejaremos llevar por las obras del mal, creemos en ti por siempre. Tenemos fe en tus palabras. Ojalá que nos incluyas en tu reino llegada la hora. En tus manos estamos. Así sea.