Por: Emilio Vázquez Alexandre.
Cuando los padres por vez primera, mantienen a su hijo en brazos jamás imaginan el futuro que le espera a su retoño. Solo se ve en sus ojos la alegría y el entusiasmo, en sus labios la sonrisa por el fruto de su amor. La encarnación ocurrió, la vida surge cuando menos lo esperas y a enfrentarla sin remedio. Pero no siempre esta es de la misma manera, las formas cambian drásticamente no siempre es igual ¿Por qué digo esto? Lo podrán preguntar. Pues bien, las circunstancias por las que pasa son diversas. Las razones, no siempre están dilucidadas pero es obvio que existen pues se ven y ahí están.
Una de ellas, es la determinada por el sexo del bebe en cuestión. Todavía en esta moderna sociedad, estamos influenciados por las cosas del género. Ser masculino o femenino, es aun fuente eterna de conflictos de índole sexual. El “júnior” es recibido como el premio mayor, nada se le compara hasta con los canes sucede. Todos desean conocer al varón, la mesa esta puesta es un orgullo. Pasen, mírenlo todos se parece al padre. Sobran padrinos para el bautismo, los regalos surgen de todos lados llego el heredero. Maten el becerro gordo, campanas repiquen el sucesor esta aquí.
Lo contrario, cuando nace una reina y no un rey las cosas cambian. Nadie quiere tener ahijadas, no hay primogénito no hay fiesta. Con el paso de los meses y de los años, todo sigue igual la “hembra” es solo eso. Hasta cuando toleraremos esta situación, será asunto de costumbre nacional de idiosincrasia. Es la herencia de nuestros antepasados, legado eterno del ayer por los siglos de los siglos. Tan fincadas están estas condiciones de vida, que nada podemos hacer para que sea diferente. Ya estamos tolerando estos motivos, sin preguntarnos ni siquiera el porque ya es rutina.
Es necesario tomar medidas pertinentes a este mal hábito, que es parte esencial en el comportamiento sociológico de la comunidad. A pesar de la llamada liberación femenina, que ya lleva cerca de medio siglo no hay datos nuevos. Son pocas las mujeres, que triunfan en todos los vectores la cantidad es mínima. Realmente no son muchas, incluso cada vez menos algo esta pasando. La equidad de géneros debe ser aplicada en todos los rubros.
Se debe de cambiar la óptica, que esta se refleje en los hechos féminas al ataque. Sean las amazonas que hagan la diferencia, conquistadoras de espacios clásicos de los hombres arduas luchadoras con poder propio. Consigan tomar las tribunas para ser escuchadas, que su voz se oiga a lo largo y ancho del orbe no tengan temor. Si tienen la aptitud y la igualdad en raciocinio, solo necesitan un cambio de actitud la ecuación perfecta. El mundo es de los dos y para los dos, solo es necesaria la congruencia y la comunión que llegue la liberación. Así sea.