domingo, 10 de agosto de 2014

Quinceañera.

Por: El Padre Gallo.

Cuando una mujer esta embarazada, surgen muchas dudas en su interior. Que si los antojos, que si el mal genio, que si el marido o compañero anda con otra; etc. Lo cierto es que durante los primeros meses, la principal duda es el sexo del “retoño”. Surgen los comentarios, la comadre dice que es niña, por que tiene la  “panza” de cierta forma. El compadre que será varón, porque patea muy fuerte; que será futbolista o karateca. En fin, hasta el futuro padrino opina. Que pasa a los nueve meses, que al ser mujer el encanto se pierde. Es increíble, como a la fecha el sexo femenino, es un género muchas veces no deseado. En países orientales, el ser mujer casi es un delito; incluso las mutilan genitalmente. Lo que es peor, lo hacen públicamente, dizque para ejemplo de las demás. Una vez que crecen, se les educa distinto que al varón, se les da en ocasiones menos educación; se les exige otro comportamiento. Pero que sucede al llegar a la adolescencia, por supuesto que viene la rebelión. Es la etapa difícil, los padres muchas veces no saben ni que hacer, no hay una capacidad efectiva de respuesta; vienen las discusiones. Estas conllevan al rompimiento de la cordura, lo que pudo ser diferente; ya no lo es. A pesar de todo, cuando pasa lo peor llega la fiesta; llega la famosa quinceañera. Se buscan padrinos con lista en mano y estos al final quedan mal. Cuando es el gran día, las cosas se complican y no todo resulta perfecto pero se hizo lo que se pudo. De pronto aparece la niña, ya convertida en casi mujer; comamos y bebamos. Pero que sucede cuando el cuento es diferente, cuando la niña “sale” embarazada antes de los quince; cuando no habrá fiesta sino escarnio público. En ese momento, la mayoría de los padres reacciona drásticamente; sin pensarlo. Llegan las bofetadas, las acusaciones mutuas; el llanto y la vergüenza. Que van a decir los parientes y los vecinos. Finalmente, todo llega al limite; “al mal paso darle gerber”. En nuestra sociedad, que se hace por los adolescentes. Que programas de gobierno existen, si en las escuelas secundarias nada se hace por ellos; incluso hay antecedentes de profesores seductores de menores. Se necesita un compromiso real y efectivo. Un compromiso que tome prioridad por los jóvenes, ya que son el futuro de nuestra ciudad. Urgen medidas efectivas en todos los ámbitos, una mayor atención y promoción en todo lugar. En especial en la religión, ya que los sacerdotes y pastores se limitan a “sermonear” a las adolescentes en “sus quince”. Ojala que se preocupen más por la juventud, que gobierno y religión unan esfuerzos para obtener resultados inmediatos. Que los padres de familia sean responsables y atiendan a sus hijos. Así sea.