sábado, 12 de julio de 2014
Vidas en peligro
Por Tadeo Herbert.
Raudos y veloces motociclistas circulan a diario por las calles y avenidas, la mayoría no lleva puesto el casco de seguridad, incluso algunas ocasiones lo mantienen como si fuera un adorno en los manubrios, manos o parte posterior, como se puede apreciar en una de las imágenes. No mantienen puesto casco protector, chaleco reflejante, luces anexas, mucho menos utilizan rodilleras y coderas. Es obvia la necesidad de transportarse, mas quienes así lo requieren exponen su vida y causan indirectamente diversa problemática a quienes conducen automotores. Ya en fechas pasadas hablábamos de éste ciudadano que necesita llevar a su apreciable familia, la cual peligra en todo momento al ser trasladada, es por hoy que sigue haciéndolo, hasta que se conviertan irremediablemente en estadística mas. La mayoría de las ocasiones es por ahorrarse unos cuantos pesos, otras al no contar con suficiente poder adquisitivo para adquirir un automóvil, terminan yendo a las diferentes mueblerías a obtener su motocicleta en “abonos chiquitos”. Aunado a todo esto la falta de vigilancia vial por parte de quien corresponde, al no haber quien imponga la ley de tránsito y la haga respetar de ser necesario, los motoristas están convirtiendo la ciudad en la clásica jungla de asfalto sin ley y orden. Quien dice gobernar ha permitido que los conductores infrinjan constantemente la ley, en este caso los presurosos motociclistas conducen sin precaución alguna, no respetando los señalamientos viales y el reglamento de tránsito vigente. No hay día en que no ocurra alguna tragedia en lo referente, cotidianamente suceden accidentes vehiculares donde tanto quien dirige, como quien va de acompañante terminan lesionados, quejándose mas tarde de sus dolencias en cama de algún centro hospitalario. Los daños físicos y las secuelas que dejan las contingencias de esta naturaleza, jamás terminan de sanar convirtiéndose en fuerte gasto económico y desesperanza psicológica.