Por: El Padre Gallo.
Desde siempre la humanidad entera, ha gestado sus teorías en torno al fin del mundo. Es en cualquiera de las culturas del orbe, que han surgido especulaciones escatológicas. Siempre son de carácter terrorífico, desde terremotos, tsunamis, volcanes en erupción; etc.
Aunque las hay más modernistas, lo mismo grandes explosiones nucleares, que enormes asteroides venidos de otra galaxia. Cuya única finalidad, es causar temor. De hecho lo consiguen, siempre habrá credibilidad por parte de algunos.
Las predicciones en torno al caso sobran, estamos plagados de ridículos charlatanes, de supuestos videntes; de infantiles pronósticos de pacotilla. Aun así, no falta quien abogue por estas profecías futuristas, diario surgen sin parar; es algo común.
De hecho es en los últimos días, que uno de estos tipos sin ética ni moral, decidió gastarse miles de dólares en la promoción del llamado juicio final. Amparándose en un texto bíblico, lógicamente sin tomar en cuenta el contexto, optó por emitir una alerta mundial; sobre el fin de los tiempos.
Fue de esta manera, que en todos los medios masivos de comunicación, aparecieron tales noticias. Era toda una campaña de promoción, acerca de la idea de un cataclismo mundial, claro está que esto no fue mas allá; una simple locura.
Las personas ya dudan de este tipo de comentarios, a pesar de que hay falta de credibilidad en La Divinidad, muchos todavía tienen fe. A Dios gracias, la mayoría aun cree en un Poder Supremo; justo y misericordioso.
La Biblia dice al respecto, que nadie sabe el día ni la hora. Así que es difícil creerles a locos adivinos, se duda de estos vaticinios maquiavélicos. No podemos darles credibilidad, además sus pruebas dejan mucho que desear.
El Señor tiene preparado su Plan de Salvación, en el estamos incluidos todos sin excepción. Nuestro Padre conoce a sus hijos, el sabrá lo que cada uno de nosotros merece en lo particular. Pensar que enviará un cataclismo como el pronosticado, es dudar de su promesa de amor.
Claro está que las penas existen, las reglas están escritas y quien las transgreda, será juzgado conforme a la Ley Santa. Pero los designios del Señor solo el los conoce. Tenemos que cumplir con nuestra misión, no dudar de su Palabra.
Hasta que Dios quiera que todo esto termine, hasta que El diga la última palabra, es cuando sucederá el fin del mundo. Nadie en la tierra, tiene el poder para decidir fecha ú hora. Nunca faltará quien en su loco proceder, atente contra la paz del espíritu; contra la paz del planeta.
El mar de ideas, que producen estas declaraciones ó acciones emprendidas por estos orates, denota una falta de sabiduría y de fe. Las cosas se toman de quien vienen, no debemos creer en dementes paranoicos. Nuestra espera debe ser en El Señor y la confianza esta puesta en El.
Esperemos con paciencia su gloriosa llegada, mantengámonos firmes y en espera del momento crucial. Seamos unos creyentes y practicantes, obedientes de los mandatos divinos. Todo lo podemos en Aquel que nos fortalece. Así sea.